Erogénesis
mientras que sentada y convulsiva
controlo la curvatura, sin translucir mi caza
y me vuelvo en el desierto.
Te busco y miras y ya desnuda en la cama.
tarareo esa melodía que no escuché contigo,
que rompe este ruido de coches rodando
del otro lado de la ventana.
Sentada, me miras, voy mirando mis pies,
el interior que forman mis piernas,
me yergo en la cintura, junto los hombros,
me aprieto los pechos, las manos me llegan
y las manos un lloro
y me miras mirándome
y es mentira.
El olfato se diluye ante el vacío,
que no te importa en el abrazo
el baile de mis muslos,
mientras que me retuerzo y caigo.
Mejor no miro esa foto,
mejor imagino el deseo y me hundo: ¿ mis dedos
tu
pene, mis falanges tu glande denso?
Ahora sí, no quiero más que apretar y correrme.
Y los gemelos empujan, los hombros empujan
las curvas se gimen, las muñecas empujan
un vaciado eje, partiendo de tu mirada perversa.
Y evoco tu eyaculación, y muerdo al huracán, y
aprieto inmóvil.
Otra diacronía que no fue menos que la de ayer,
que no venimos terminados nunca
en esta fluidez de fluidos.
Y te repito, te ato, tu cuerpo preso en mi deseo
igual.